En Cáncer, Estrógenos, Hormonas, Libido, Menopausia, Menstruación, Prótesis, Sexual, Testosterona

Mujer de 78 años, muy maltratada por la vida, trabajando desde los 8 años de sirvienta, viuda temprana y con un hijo fallecido hace 16 años, obesa importante, con disnea (dificultad respiratoria) de mínimos esfuerzos, lo que la obliga a ingresar en el hospital varias veces al año, incapacidad física casi absoluta, se tiene que sentar cada poco y luego le cuesta mucho trabajo levantarse, incluso con ayuda del bastón, muchas veces necesita que tiren de ella para ponerse en pie…

Cualquier médico, incluso dedicándose a la reposición hormonal, la rechazaría como paciente, y la dejaría en manos de la terapia medicamentosa crónica.

Yo busco hacer lo menos posible, con la menor agresión posible e intentar que los resultados sean los mejores, ese… menos es más. ¿Qué hago? Confío en las hormonas, que tienen esa capacidad regenerativa de TODO, y las aplico, con cordura y control, dejando que sean ellas las que reparen precisamente lo que su ausencia ha producido. Yo veo la capacidad de autocuración del cuerpo, si le damos la oportunidad de conseguirlo. Muchos médicos con sus actuaciones lo único que consiguen es empeorar la situación, al dar una Poli medicación, cada especialista suma sus medicamentos a los recetados por otros, sin valorar y optimizar lo que el paciente está tomando.

Yo le pido ayuda al de arriba, al que manda, en este caso la hormona “todo poderosa”, un tratamiento sencillo que el paciente acepta, que no tiene efectos secundarios, es barato, y funciona.

Un año después de iniciado el equilibrio hormonal, con hormonas tiroideas, estrógenos, progesterona y testosterona, contra todo pronóstico de los que no recomiendan comenzar después de 10 años de aparición de la menopausia, la paciente ya no tiene disnea (falta de respiración) no ha tenido que ser ingresada, utiliza el bastón cuando sale a la calle porque se siente más segura, no porque lo necesite, en casa no lo usa, cuando antes era imprescindible. No necesita descansar de sus funciones de ama de casa, se levanta ella sola de la silla sin el bastón, 15 veces seguidas como yo la recomendé que hiciera. Tiene una piel hidratada y lustrosa, una sonrisa ilumina su cara, antes triste y apagada. Su hijo, que vive con ella, dice que por motivo de una inundación en la cocina, tuvo que retirar la lavadora y el arcón congelador para limpiar y secar… cuando volvió para recolocarlo, su madre ya había metido en su sitio, ella sola, la lavadora. Supongo que es una lavadora pequeña, pero aún así, toda una gesta para esta mujer.

Lo que más ha tardado es el adelgazamiento, ahora empieza a perder peso.

¿Realmente esta persona debería haber sido excluida de la terapia hormonal por su edad y circunstancias? Por suerte para ella, no lo hicimos.

Redactado por el Dr. Luis García Cremades

LongeBell Salud

Regeneración Hormonal